Ángela Rodríguez ‘Pam’ cuenta sus intervenciones por salidas de tiesto. Es una polemista instintiva y vehemente. La dirigente gallega ha hecho de su verborrea su mayor valor al frente de la Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, tras reemplazar a Noelia Vera, que abandonó el cargo en septiembre de 2021 aduciendo «razones personales». Esa misma locuacidad es la que le convirtió en un pilar indiscutible en Podemos. Fuentes de la formación morada aseguran que se recurre a ella –la describen como «una mujer trabajadora y creativa» –por su capacidad para transmitir. Es «la voz cantante», en resumen, y reinterpreta cualquier tema con aires de actualidad. De ello ha dado buena muestra en los últimos meses, cuando ha categorizado como problema algunas de sus obcecaciones particulares. Noticia Relacionada estandar No Ángela Rodríguez Pam critica películas como ‘Bridget Jones’: «Reproducía estigmas sobre el cuerpo y la soledad de la mujer» ABC La secretaria de Estado de Igualdad se queja y pone ejemplos como Rita Barbéra de que a los hombres en política no se les pone el mismo listón físico que a las mujeres Ha hecho causa de Estado de un beso improcedente en una celebración deportiva para demostrar –siempre según su versión– que España es país de acosadores y de fobias. A la ‘lgtbfobia’ o ‘transfobia’ de la que ha venido acusando a la ciudadanía toda la legislatura, le ha tomado el testigo ahora la ‘gordofobia’. Dado que la campaña que Igualdad lanzó en verano de 2022 para reivindicar los ‘cuerpos no normativos’ resultó ineficaz después de la denunciada por robo de imágenes a una modelo, este año ha pasado a la acción encarnando el botón de muestra: las críticas que ella recibe por su complexión corporal. Pam no tardó mucho en convertirse en lugarteniente de la ministra en funciones Irene Montero en las filas podemitas y luego en sostén de toda iniciativa que ha pasado por el cuartel general del departamento en la madrileña calle Alcalá. Abonada a la controversia diaria, de todas las polémicas que esta licenciada en Filosofía ha protagonizado, la más grave fue la que germinó por su defensa becerril de la ‘ley del sí es sí’. Rodríguez ha sido la dirigente que se ha rebelado con más virulencia contra los jueces, periodistas y sociedad civil que han denostado la norma de Igualdad respaldada por el Consejo de Ministros y el Parlamento por sus «efectos indeseados», al decir de Pedro Sánchez. El cénit fue su mofa hacia quien presagiaba esas consecuencias nefastas: «Los violadores a la calle, que es lo que nos echa en cara la extrema derecha», decía en una ponencia, continuando con su chascarrillo: «De los creadores de ‘las personas van a ir al Registro a cambiarse de sexo todas las mañanas’, llega ‘los violadores a la calle’… ¡miles, oleadas!». Las víctimas de los agresores excarcelados no sonrieron. Pidieron su cese. Euforia mal gestionada Junto al ‘solo sí es sí’ que emanó del enfado popular por el caso de La Manada, la ley Trans fue otra «victoria» para Igualdad. En su euforia, Pam celebró la norma: «Los hombres no necesitan el Registro para ser unos violadores. Lo son. Y en este país lo son bastante», así que levantó en armas al 49% de la población. Era en primavera. En julio, tras la consumación de la retirada forzada de Irene Montero de las listas a las elecciones generales, Pam decidió volver a colocar en el foco el asunto de los kilos antes de irse. Basta un repaso a sus últimos actos. Ella cree que está gorda y que se la juzga por estarlo. Y ha introducido el componente de la violencia de la que Montero dijo ser presa en el Parlamento a cuenta de que se le recordaba quién es su pareja. A las embestidas ideológicas que recibe, Pam arremete con que hay ‘gordofobia’ alrededor. Que no se contrata a alguien gordo y no se alaba a un político si tiene sobrepeso. La experta en igualdad de género Eleonora Espósito no disiente en que en la arena política «predominan actitudes y valores masculinos», y «el abuso y la intimidación a los políticos son un lugar común». El resultado de sus investigaciones es que tanto en la política española, europea e iberoamericana «los ataques caen en estereotipos de género. Los cuerpos de ellas reciben mucha atención, pero no es un resultado sorprendente, puesto que el cuerpo femenino siempre ha sido más objetivado sexualmente», acentúa. «Ocurre independientemente de la profesión política, las mujeres sufren mayor presión social que los hombres para ser delgadas». Y ahí el papel de las redes ha sido relevante, conduce la investigadora del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. No existen datos en España sobre la discriminación efectiva a las personas gordas a la hora de contratarlas en un trabajo, por ejemplo. Tampoco existe la ‘gordofobia’ como fobia diagnosticada No obstante, en España no existe ningún estudio en las consultoras de empleo ni ‘think tank’ o fundaciones de ideas sobre la discriminación de personas entradas en kilos. Vanesa Fernández, psicóloga especialista en fobias colegiada en Madrid, matiza que la ‘gordofobia’ como tal no existe, no está en ningún manual de diagnóstico. Según explica, es un término usado a nivel popular que en su etimología significa ‘miedo a estar gordo o a los gordos’. «Sería como un rechazo a las personas gordas. No lo categorizamos como fobia porque serían pensamientos recurrentes u obsesivos de una persona acerca de su peso», dice. El temor a la gordura nace, más bien, de una inseguridad personal. «No existen por ello datos científicos sobre cuántas personas padecerían ese rechazo». La psicóloga generaliza, no baja al caso concreto: «La persona que se siente gorda o que lo está justifica el malestar de su vida o sus incapacidades por culpa de la gordura. Y una parte de la terapia es hacerles ver que no es así. Con una visión túnel, comprueban que solo se centran en la parte de su cuerpo que no les gusta. No todo es culpa de la gordura, una parte del trabajo ayuda al paciente a adquirir herramientas para identificar en qué está interfiriendo en su vida su peso». Solo un manual del año 2020, la Guía del Instituto Canario de Igualdad, que lleva el sello estampado de la exdirectora del Instituto de la Mujer miembro de Podemos Beatriz Gimeno, acredita la ‘gordofobia’ como «el odio, rechazo y violencia que sufren las personas gordas por el hecho de serlo». Muchos ‘tiktokers’ e ‘influencers’ se hicieron eco del término contando sus vivencias. 8 de marzo de 2018: la playa de Vinaroz recrea con cruces los crímenes machistas EFE «Las dirigentes de Igualdad me culpaban entonces a mí de cada asesinato machista» Mario Garcés, en el Congreso JAIME GARCÍA El diputado popular Mario Garcés fue el primer hombre que ocupó la Secretaría de Estado –antes hubo un delegado del Gobierno– que combate los crímenes machistas. Lo hizo entre los años 2016 y 2018 con el Gobierno de Mariano Rajoy y recibió duras críticas desde el ala progresista del hemiciclo. Aún recuerda los latigazos verbales de personas que hoy ocupan altos cargos de responsabilidad y que lo tildaban de cómplice de cada asesinato de una mujer a manos de su pareja o expareja que se producía en el país. Garcés contrapone: «Llama la atención cómo tanto Pedro Sánchez como las personas que ocupan ahora altos cargos del Ministerio de Igualdad elevaban directa y personalmente la responsabilidad de los asesinatos por violencia machista a quienes ocupábamos responsabilidades en la materia en aquellos años». «Era común en esa época, explícita o implícitamente, atribuir la culpa del asesinato tanto al asesino como al responsable de la materia en el Ministerio. Bastaría con analizar sus mensajes en redes sociales en esa etapa. Esas afirmaciones, además de injustas, eran intolerables moralmente. Ahora, en un momento en que se ha elevado el número de asesinatos en España se buscan razones externas a conveniencia», rebate. Reconoce que son puestos que pueden estar en la diana política o social, pero descarta, por su experiencia, unas declaraciones recientes que realizó la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez ‘Pam’. La gallega señaló que «a los hombres no se les exige lo mismo» que a las mujeres que ocupan puestos de poder; que «no se les juzga físicamente con el mismo listón y que no importa si son calvos o gordos», porque es a las dirigentes políticas contra las que se lanza la mayor agresividad política. A este parlamentario también lo insultaban porque como hombre, decían que no era capaz de gestionar una lucha política contra la violencia ejercida por hombres sobre mujeres. A juicio de Garcés, la legislatura se cierra con «la estrategia política y de comunicación del Ministerio de Igualdad basada en la morbidez del caso concreto, apelando al sentimentalismo». El otrora consejero del Gobierno aragonés no tolera que se discrimine a un político por su aspecto físico. Sí observa, en cambio, la «evidencia de que en Igualdad y en su Secretaría de Estado se movilizan por asuntos concretos que elevan a categoría, al calor de las pulsiones sociales. Para ello escoge los temas según sean esas pulsiones. Por ejemplo, el injustificado e impertinente beso de Rubiales lo convierte en causa general, y sin embargo, no abordan con la misma intensidad problemas sistémicos y culturales sobre los que apenas hablan». El diputado da un ejemplo: los estudios sobre mutilación genital femenina, que advierten de que existe un riesgo real de que se practique una ablación cada dos horas en España. «Nadie recordará que se haya procedido desde el ministerio sobre ello con el vigor dialéctico que le ha caracterizado en otras de sus prioridades». El pasado 7 de noviembre, la secretaria de Estado llevó un paso más allá sus reivindicaciones; criticó la infrarrepresentación de gordos en la ficción, que no es reflejo de la sociedad española donde –según la Encuesta Europea de Salud– hay un 44,9% de hombres y un 30,6% de mujeres con sobrepeso. En el mundo audiovisual, su denuncia generó respuestas dispares. Borja González de Santaolalla , vocal de la Junta del sindicato de guionistas Alma y creador de series como ‘Luimelia’, asegura que «no se da entrada a personas gordas, la cual viene condicionada por los procesos de cásting en cualquier producción. La presencia de personas gordas viene asociada a su condición»; esto es, si la trama lo pide, aprecia. Por su parte, Luis San Narciso, director de ‘casting’ de The Mediapro Studio, dice a ABC: «No creo que exista una ‘gordofobia’ deliberada, sino que es un proceso en evolución en la ficción». «En nuestro caso –añade– no hay reservas de ningún tipo a la hora de incluir personajes de un físico o una condición determinados. Son las historias y los personajes de estas ficciones y sus creadores quienes van a guiar nuestro trabajo». A su vez, la profesora de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid, Helena Galán , considera que «se tiende a culpar a la ficción y medios audiovisuales de todo, de que construyen, crean, distorsionan. Tienen una parte de responsabilidad, pero cuando se trabaja en ficción, entramos en un terreno imaginario basado en referentes reales. No se puede abordar la supuesta ‘gordofobia’ de forma independiente, esto tiene que ver sobre todo con la educación que se da a los niños y el respeto a la diferencia». Al final, agrega, subyace como sintomatología de un problema más profundo de salud mental que hay que abordar como sociedad y donde entran, también, la industria de la moda y la exposición en redes. El #seacabó de Igualdad Consciente de que se apagaban los focos como secretaria de Estado, en octubre la pontevedresa resumió varios eslóganes en uno. Se alineó con el #seacabó de la selección femenina de Fútbol y una queja verbalizada por la jugadora Putellas: «Alexia, a nosotras tampoco nos han dejado trabajar» y abundó en su mantra de que Igualdad comenzó sin presupuesto, algo que las cuentas públicas desmienten. El último ‘spot’ de Igualdad homenajea el #seacabó de María Jiménez, que sufrió maltrato, y proclama que «hoy España es otra», pese a que el dato de crímenes machistas evidencia lo contrario. Se ha incrementado este año hasta 52, siete más que a estas alturas en 2017. MÁS INFORMACIÓN noticia No Subirats, que cedió a todo a lo que pidieron los nacionalistas catalanes, ya no será ministro de Universidades noticia No Reino Unido da luz verde a una terapia de edición genética para tratar dos trastornos sanguíneos El último acto de Igualdad convocado el pasado martes –’Algo habremos hecho’– adquirió aires de despedida. Rodríguez, agitadora profesional, personalizó las imputaciones: «Nos han ridiculizado por reír y llorar, por ser amigas y dejar de serlo… Somos una lesbiana [Boti García], una juez [Vicky Rosell], una gorda, una negra [Rita Bosaho], una ‘mujer de’ [Montero]. Yo diría que somos una representación de un grupo normal de mujeres y esto es lo que no pueden soportar». La síntesis que Pam hace de la legislatura: «Hemos recibido un castigo ejemplarizante, pero no por ser nosotras, sino por ser mujeres».
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Author : (abc)
Publish date : 2023-11-19 04:03:58
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