Togo, Emiratos Árabes Unidos, India, Pakistán, Chile, Egipto, Rumanía… Estos han sido los destinos finales de varias prendas que acabaron en un contenedor de ropa para darle una segunda vida. El sector de la moda está en el punto de mira de asociaciones de consumidores, de activistas climáticos y, también, reguladores por la huella que deja su actividad y, sobre todo, sus productos en el medioambiente. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés), esta industria es la que más agua consume con hasta un 20% de desperdicio. Por ello, grandes firmas han puesto en marcha iniciativas para darle una segunda vida a las prendas, aunque parece que su destino final, según Greenpeace, no es el deseado o, más bien, el esperado. «Las grandes marcas nos animan a comprar más y más ropa barata. Pero cuanta más ropa compramos, más ropa desechamos», señala la oenegé en el informe. Según un estudio realizado por Weight Watchers en Reino Unido, el 55% de las piezas de ropa de una mujer no se llegan a estrenar y en el caso de los hombres, la cifra llega al 47%. Sólo este viernes, conocido como Black Friday , una de cada dos compras estará relacionada con la ropa. España es uno de los países europeos que más residuos relacionados con el textil genera y a pesar de ello se mantiene por debajo de la media comunitaria en cuanto a reciclaje. Anualmente se generan más de 450.000 toneladas de residuos textiles, aproximadamente unos 20 o 30 kilos de desechos que no tienen retorno. Una mala práctica a la que se pondrá fin a partir de 2025 cuando la recogida selectiva de estos productos sea obligatoria. Hasta ahora, los españoles están acostumbrado a ir al contenedor verde para tirar el vidrio, al azul para el papel, al amarillo para los envases… ¿Y la ropa? Acaba en el gris y su destino final es el vertedero. Concretamente lo hacen 8 de cada 10 prendas, mientras que solo el 12,6% se recogen para una segunda vida, «el valor más bajo de la UE».¿Y a dónde van? Esa pregunta se la han hecho los miembros de Greenpeace y la respuesta se la han dado 29 dispositivos de seguimiento que han revelado que «tu ropa no siempre tiene el final que desearías», advierten. A finales del pasado verano, los ecologistas instalaron trackers en varias prendas que llevaron a contenedores en las calles de varios municipios y también a los instalados en tiendas de Zara y Mango. «La metodología utilizada tiene sus limitaciones, ya que con la idea de darle mayor durabilidad al seguimiento, hemos utilizado dispositivos de localización sin antena», detalla Greenpeace. «Es posible que estos trackers puedan seguir en las prendas pero no se conozca su ubicación hasta que no logren conectar con otro aparato que nos envíe la señal», apuntan. Aún con este inconveniente, la organización ecologista ha recopilado datos que han revelado que parte de las prendas han iniciado un «largo viaje», explican. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP Código APP Hasta el momento, 14 de las 29 prendas han sido detectadas fuera de España (un 48 %), en ocho países diferentes. Los principales destinos han sido: Emiratos Árabes Unidos por donde han pasado cinco de las prendas y Pakistán, donde han sido detectadas cuatro prendas. Además, se han localizado prendas en India, Rumanía, Egipto, Marruecos, Togo y Chile. En el resto se ha perdido la señal, «pero sabemos que han sido exportados, ya que fueron detectados por última vez en zonas de carga de algún puerto», advierten. Según datos de la Agencia Europea del Medioambiente (EEA), la exportación de ropa en la Unión Europea se ha triplicado en tan solo dos décadas de pasar de las 550.000 toneladas a principios de siglo hasta los 1,7 millones en 2019. «Esto supone un promedio 3,8 kilogramos por persona: el 25 % de los textiles consumidos al año en la UE», asegura Greenpeace. En España se generan anualmente cerca de un millón de toneladas de residuos textiles, la mayoría procedentes de prendas desechadas a las que se puede dar una segunda vida. Según datos del Ministerio de Hacienda y recopilados por Greenpeace, a lo largo de un año, entre julio de 2022 y junio de 2023 se exportaron un total 131.900 toneladas de residuos textiles, de las cuales 119.300 toneladas lo hicieron catalogadas como «ropa de segunda mano», más del 90%. Unas prendas que se envían a 113 países diferentes, pero si se limita a los destinos a los que se mandan más de 1.000 toneladas anuales, la cifra se reduce a 17 países, «en su mayoría africanos y asiáticos», destaca la ONG. Los tres estados que mayor cantidad de ropa usada importan desde España son, por orden: Emiratos Árabes Unidos (37.814 toneladas), Marruecos (23.978 toneladas) y Pakistán (13.898 toneladas). Tampoco la exportación se realiza equitativamente por provincias, hay cinco que acumulan más del 80 % de las exportaciones, por orden: Barcelona (31,3 %), Alicante (16,2 %), Valencia (15,5 %), Madrid (11,8 %) y Bizkaia (6,1 %), algo que podría coincidir con la ubicación de las instalaciones de las principales entidades de gestión de ropa usada. Más concienciados A pesar del reinado, por el momento, incontestable de la moda durante el Black Friday, bien es cierto que cada vez es más frecuente una oposición a la fiebre consumista del último viernes de noviembre a cambio de una compra sostenible y responsable. «Es importante pararse a pensar, reflexionar, y ver qué necesitamos realmente y qué no. Tenemos que aplicar la economía circular: reducir, reutilizar y reciclar, sin dejarnos llevar por el consumo innecesario», señala Nieves Rey, Nieves Rey, directora de Comunicación y Marketing de Ecoembes. De hecho, según un estudio sobre conocimiento de problemáticas ambientales realizado por More Than Research para Naturaliza, el proyecto de educación ambiental de Ecoembes, el 59,6% de los españoles consideran que comprar ropa de temporada es uno de los comportamientos que más impacto causa en el medioambiente. La investigación también pregunta sobre los comportamientos ambientales que realizan los encuestados para reducir su impacto en el medio, declarando un 82,5% de los españoles que compran ropa únicamente cuando lo necesita. A pesar de estas cifras, «urge la necesidad de concienciar, a través de la educación ambiental, de las consecuencias que pueden generar ciertos hábitos y fomentar, desde edades tempranas, acciones y gestos que permitan tener un medioambiente más sano», advierte la iniciativa que a través de Naturaliza trabaja en esa concienciación a través de la educación.
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Author : (abc)
Publish date : 2023-11-24 06:58:40
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