En Galicia están instaladas especies de todos los continentes. Igual que en gran parte del norte peninsular, la hierba de la Pampa se extiende a lo largo del paisaje gallego muy lejos de su nativa América del Sur; como lo hace el visón americano, originario de Norteamérica; las hierbas cuchillo, naturales del sur de África; las acacias, de Oceanía; o la infame avispa velutina, autóctona de Asia. Todas especies exóticas que, a día de hoy, tienen la catalogación de invasoras en la Comunidad por sus impactos negativos en diversos ámbitos, sobre todo en el equilibrio de los ecosistemas y en la economía. Si bien es difícil rastrear el momento exacto en el que estos organismos se instalaron en la región, hoy en día sabemos que, en muchos casos, fue debido al transporte de mercancías, que, si bien es «inherente a nuestro estilo de vida», como explica la investigadora de la Universidad de La Coruña, María José Servia, implica la dispersión geográfica de plantas, insectos o animales que pueden suponer un riesgo para hábitats diferentes al suyo original. «Muchas de estas especies entran de forma inadvertida», explica Servia, investigadora en biología y especies invasoras. «Es frecuente que, cuando se transporta material orgánico» como madera, fruta o tierra , «puedan venir organismos vivos». Si bien en los puertos y en los sitios de tránsito hay inspecciones para controlar su expansión, «que son muy buenas y frenan muchas invasiones», «el volumen de mercancía es tan grande que es imposible impedir que algo llegue», indica, sobre todo especies pequeñas «que pasan muy desapercibidas». Motivos económicos Con todo, añade, no se puede olvidar que otras «fueron introducidas, e incluso lo están siendo a día de hoy, por motivos económicos, desconociendo que pueden llegar a ser invasoras». E s el caso del cangrejo rojo americano, introducido en 1974 en el Guadalquivir tanto para consumo humano como para cebo. Hoy en día está establecido en varios tramos del río Miño, del Sil, en humedales de Terra Chá, de Limia, Monterrei o Corrubedo, entre otros, y está relacionado con la desaparición de vegetación acuática y poblaciones de anfibios, además de ser la principal amenaza para la conservación del cangrejo de río autóctono, en peligro de extinción. También son invasoras otras especies de animales como el sapoconcho o galápago de Florida, una tortuga introducida en Europa como mascota; la perca negra o el visón americano. La expansión de este último está, además, ligada a la liberación masiva de granjas peleteras a principios de los 2000, incluidas tres en La Coruña en 2006, cuando se soltaron en el medio unos 15.000 ejemplares. Función ornamental En lo que a la flora respecta, Galicia también cuenta con una gran presencia de plantas exóticas invasoras. Muchas de ellas se introdujeron por su función ornamental, como la mimosa, la margarita africana, las calas o la hierba nudosa japonesa, y se propagaron a través de semillas o podas, sobre todo debido a la popularización de los jardines privados a finales del siglo XIX y principios del XX «con la mejora de los medios de transporte», indica Servia. La hierba de la Pampa es un gran ejemplo de como el desconocimiento fue, en muchos casos, la causa de la expansión de especies invasoras, puesto que fue introducida en Europa por su valor estético a partir del siglo XVIII y muy empleada en España como barreras visuales en carreteras de alto impacto, como la Autovía del Atlántico (A-8) en Cantabria, estando presente en Galicia de forma naturalizada desde los años 80. Por fortuna, actualmente esta es una cuestión sobre la que la sociedad está siendo más consciente cada día, debido a sus efectos adversos en el ecosistema y en la economía, sobre todo «porque hay especies muy llamativas que causaron muchos impactos y que ahora funcionan como foco de atracción de la atención del público», indica Servia. Es en caso de la avispa velutina, que está teniendo impactos negativos muy evidentes tanto en Galicia como en otras zonas de Europa y que se ha convertido en la especie invasora por antonomasia. Su entrada en el continente fue accidental, explica Servia, y la teoría más aceptada es que fue a través de «material de jardinería» en el sur de Francia hace 20 años, en el año 2004. «Los investigadores que descubrieron la avispa la asociaron al transporte de mercancías porque un comerciante de la zona les dijo que las había visto por allí», indica. En Galicia, por su parte, este año se cumplieron diez años desde que se registró el primer espécimen, que «ahora mismo está presente sobre todo en Europa occidental», aunque «este año hubo una cita en Hungría». Impacto en el medio «Los impactos son directos, porque la velutina alimenta a sus larvas de abejas», y «los adultos se alimentan de fruta», lo cual está teniendo consecuencias muy negativas en sectores como el de la viticultura. «Pero otra cosa que es muy importante es que compite con otras especies y las expulsa, porque son más grandes y más numerosas», añade. De hecho, una investigación demostró que «cuando están en ciertas plantas, los polinizadores que suelen emplearlas dejan de hacerlo», desplazando así a otros insectos. Noticias Relacionadas estandar No Las plagas, como las de chinches, reaparecen con el cambio climático Raquel C. Pico estandar No Cangrejos extranjeros invaden los ríos de la Península Ibérica ABC Se trata de una cuestión difícil de resolver, porque el control de estas especies, tanto en su lugar de origen para evitar su traslado, como para exterminar las poblaciones una vez asentadas en zonas en las que ya se han vuelto invasoras, es, cuanto menos, complejo. Nuevamente, empleando la velutina como ejemplo, Servia explica que «los métodos que se utilizan para controlarla, de momento, no son selectivos y también tienen impacto en otras especies» . Cada una debe tener una estrategia concreta y protocolos de control específicos, «porque la hierba de la Pampa y la avispa velutina no tienen las mismas consecuencias». «Estamos hablando de especies muy distintas, por lo que en un mundo ideal diseñaríamos controles apropiados e intentaríamos mejorar las técnicas» para mitigar sus efectos, algo que, indica, ya puede hacerse. En el futuro, preguntada sobre qué especies deberían estar en el punto de mira, Servia pone el foco en los insectos pequeños, sobre todo en las hormigas: «Es preocupante porque, primero de nada, es muy difícil evitar su entrada; y segundo, porque una vez que ya están establecidas, las sociedades que forman son tan complejas» que erradicarlas es «casi imposible». «Sabemos que hay grupos de animales y de plantas que son muy difíciles de controlar» y pueden suponer un riesgo, explica, aunque añade que «a los científicos no nos gusta hablar de blancos y negros», porque es imposible saber cómo los avances en el futuro van a poder ayudar a gestionar esta problemática.
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Author : (abc)
Publish date : 2023-12-25 09:28:42
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El transporte de mercancías, la vía de entrada por excelencia de las especies invasoras
