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El auge del ‘Firts Dates’ a la madrileña: cenas a ciegas para los que han declarado la guerra a las ‘app’ de citas

El auge del 'Firts Dates' a la madrileña: cenas a ciegas para los que han declarado la guerra a las 'app' de citas



Pablo González es un veterano de las cenas a ciegas . Entra en el restaurante, reparte dos besos a todos los desconocidos y empiezan las presentaciones. El resto «surge de forma espontánea», asegura este madrileño e interiorista de 42 años, sentado a la mesa con cinco personas que acaba de conocer. Hace ya ocho años que participó en una primera cena clandestina -ahí surgiría un noviazgo que duró cinco años- y este 2024 ha recuperado el plan. En los últimos dos meses, Pablo se ha apuntado a seis encuentros de este tipo: «Mis amigos me dicen que estoy loco. Yo ya tengo amigos de sobra, pero me gusta encontrar gente diferente, interesante, que me pueda aportar muchas cositas». Los invitados descorren la cortina y, de uno en uno, entran en una terraza interior con estufas y guirnaldas de lucecitas cálidas, muy cerca de la calle Serrano . La organizadora de la ‘start up’ Timeleft, Marta Unturbe, les da la bienvenida: -Isabel Ibáñez… mesa cuatro. Busca tu frase. -Yo soy Camila. -A la mesa seis. En total, seis mesas y 36 comensales que no se han visto nunca. «Esto no es Tinder, no se viene a ligar. El objetivo es lo contrario, volver a cómo se conocía la gente antes», resume Unturbe. El evento que se celebró el pasado miércoles fue algo diferente -más multitudinario- a las cenas habituales de esta ‘start up’ que nació en mayo de 2023 y se estrenó en Madrid el pasado 17 de enero. Pero la esencia es la misma: cada miércoles, Timeleft convoca a seis desconocidos en un restaurante de moda . La hora y la ubicación es la única información que reciben, 24 horas antes. Natalia Nowak, de 23 años, respondió a una pregunta en el cuestionario de personalidad de Timeleft. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? «Viajar sola durante dos meses por el sureste de Asia». Esa frase identifica su hueco en la mesa, una excusa para romper el hielo con sus acompañantes. Es la segunda vez que Natalia utiliza la aplicación; la primera, en San Valentín, le pareció «increíble». «Fue muy divertido y seguimos en contacto», cuenta esta polaca que estudia en el Instituto de Empresa (IE) desde hace cinco años. «Tengo una amiga muy cercana aquí, pero nos volvemos perezosas y no salimos, y a mí me encanta conocer gente nueva», añade. Las claves Test de personalidad El primer paso para registrarse en la aplicación de Timeleft consiste en rellenar un cuestionario de personalidad, un formulario que utiliza la aplicación para sentar a gente afín en la misma mesa. El ‘supper club’ Estas iniciativas, reunir extraños para cenar y beber vino en casa de un anfitrión, se implantaron en ciudades como Nueva York y Londres hace una década. 35 euros Es el coste medio de este tipo de cenas, aunque hay restaurantes de todos los niveles. En Timeleft se paga además a la plataforma por organizar el evento. La mayoría, mujeres El perfil más común de los comensales es de entre 25 y 40 años, profesionales con cierto poder adquisitivo y, sobre todo, mujeres. Natalia es extrovertida, prefiere el rap al rock, le gusta lo divertido y lo intelectual a partes iguales y descarta hablar de política en la mesa. Con estas pistas, la aplicación la ha introducido en un grupo afín. Fiona Dosow es de Suiza, una leo (su signo del Zodiaco) de 19 años que estudia su primer año de finanzas en Madrid. «Al llegar [a la cena] estoy nerviosa, pero enseguida encuentro a la primera persona y todo bien. La conversación es muy fácil y me encanta», dice. A su lado, Deonatra Thomas, estadounidense de 31 años, casado con una española y recién llegado a la capital, explica que practica «la teoría del sí» (en inglés, ‘yes theory’): «Para que pasen cosas, tienes que salir de tu zona de confort. Y es genial». Noticia Relacionada estandar No Onoé, el nuevo bistró del barrio de Salamanca dedicado a la cocina libanesa actual Laura Pintos Creado por dos jóvenes inmigrantes, es un espacio minimalista de espíritu mediterráneo, con platos para compartir y disfrutar En apenas dos meses, Timeleft ha convocado a 400 personas en medio centenar de restaurantes madrileños , algunos de grandes grupos hosteleros como Big Mamma o Tragaluz. El 70% de los comensales son locales, un dato que se extrapola al resto de ciudades españolas en las que ha desembarcado la aplicación. Un vale para una cena a ciegas cuesta 12,99 euros; la suscripción mensual, 20,99 euros. Luego cada uno se paga su plato. Rahul Sarkar, de 33 años, un sagitario de la India que no es de izquierdas ni de derechas, que se define como una persona lógica antes que emocional, ha disfrutado de su bautismo entre desconocidos: «La gente es muy amable y muy abierta. Me fascina su punto de vista y lo que les atrajo a vivir aquí. Para negocios, coincidimos en que mejor Estados Unidos, pero para vivir, Madrid; yo llevo ya siete años». El concepto de ‘colunching’ Estos cotizados banquetes no son nuevos. El concepto nació en el mundo anglosajón hace una década: ‘colunching’ o la experiencia socializadora de una comida entre desconocidos. En Madrid, Timeleft es la última (y a gran escala) de un puñado de pioneros a los que se les ocurrió juntar en la misma mesa a un grupo de extraños. Cada uno de esos otros clubes tiene sus particularidades: el proyecto de Estefanía Ruilope, Mujeres que comen, organiza macrocenas femeninas; Second Sunday Supper Club prefiere encuentros íntimos en casa y Cenas adivina, una iniciativa de Silvia Moreno, sienta a un invitado ilustre a la mesa, por poner algunos ejemplos. Georgina Hodson, británica de 30 años, once como madrileña, es una «superamante de las cenas en casa» y, en mayo del año pasado, creó ese «’supper club’ que se ve bastante en Nueva York y Londres y que no había en Madrid». La plataforma suma ya 21 cenas y 300 participantes y el próximo 18 de mayo celebrará su primer aniversario por todo lo alto. «El concepto originalmente era solo cenas en casa, pero ha crecido tanto que ahora tenemos dos líneas de negocio y estamos explorando colaboraciones en bares de Madrid y Barcelona», explica Hodson por teléfono. ¿El perfil? Profesionales de entre 25 y 40 años, el 70% mujeres, creativos, amantes del vino y la gastronomía y, sobre todo, de conversaciones interesantes. Cenas con desconocidos En la primera foto, cuatro participantes de este ‘First Dates’ a la madrileña posan durante una cena. En la segunda, la organizadora de Timeleft pasa lista según llegan los comensales. En la última instantánea, Natalia enseña la frase que introdujo en el formulario de personalidad TANIA SIEIRA Hodson trabaja en Spotify y dedica su tiempo libre al club. Los comensales pagan la cena por adelantado, que cuesta entre 30 y 40 euros, y los anfitriones reciben una comisión. Lo «poco» que gana lo invierte en invitar a ‘influencers’ y en campañas para promocionar un proyecto que, aunque se sirve de la tecnología, rechaza la metodología de plataformas como Tinder o Bumble. «En mi vida personal soy antiaplicaciones de citas, ya lo he vivido y no me gusta. Este club nace de mis ganas de conocer a gente de forma más orgánica, más natural. Creo que se están muriendo las ‘apps’ de citas. La gente quiere conocerse pero de verdad, en la vida real», justifica. «El algoritmo soy yo. Hago una combinación para crear un momento efímero, una burbuja en la que se crea un clima» Miguel Herrero Fundador de Nunca comas solo Las cenas de la periodista Estefanía ‘Chefi’ Ruilope, de 46 años, que el pasado 29 de febrero reunió a 140 mujeres en el mismo salón (por 43 euros el cubierto), son «una especie de ‘networking’ a todos los niveles». «Vienes a pasar un buen rato y ya está. En cenas con desconocidas a veces te comportas de manera más natural y te das cuenta de que tus problemas son los de todo el mundo», destaca sobre una propuesta que empezó en 2014. Ese mismo año, Miguel Herrero, funcionario de 50 años, fundó Nunca comas solo. Sus cifras: 366 cenas, 500 comensales y otros 500 en lista de espera. «El algoritmo soy yo. Hago una combinación para crear un momento efímero de máximo cuatro horas, una burbuja en la que se crea un clima y la pincho después y desaparece», cuenta. En esas mesas se han sentado personas de entre 18 y 86 años, algunas han «asistido al funeral de Fidel Castro», otras «han protagonizado momentos históricos», confiesa con cierto secretismo. En la capital hay banquetes para todos los gustos.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-03-16 06:53:39

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