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Dudamel dirige ‘Fidelio’ en Barcelona: quien mucho abarca…

Dudamel dirige 'Fidelio' en Barcelona: quien mucho abarca…



En los últimos años, el director venezolano Gustavo Dudamel se ha convertido en una presencia habitual en la programación musical barcelonesa. Llega siempre con ese halo de estrella de la música, de director brillante que traspasa las fronteras del rancio mundo de la clásica, que llena estadios y que incluso ha inspirado una serie de televisión. Y se va, demasiado a menudo, dejando un cierto sabor a desencanto. El ‘Fidelio’ en versión semiescenificada para personas con discapacidad auditiva ha sido un peldaño más en esta escalera hacia quién sabe dónde. Ópera Fidelio Música: Beethoven. Intérpretes: T. Wilson, A. Staples, J. Rutherford, P. Blackwell, Shenyang, G. Reyes, D. Portillo. Orq. Filarmónica de Los Ángeles [orquesta, coro]. G. Dudamel, director. Fecha: 26 de mayo. Lugar: Gran Teatro del Liceo, Barcelona. 3 En lo estrictamente musical, la función fue -o pudo haber sido, para ser exactos- magnífica. La Filarmónica de Los Ángeles es una orquesta excelente , con la que Dudamel ha establecido una relación de confianza y complicidad especial, de modo que cada músico sabe todo lo que puede dar y lo que el maestro quiere que dé. Incluso en ocasiones como esta, en la que interpretan una obra densa y extensa sin demasiado tiempo para repasar la partitura antes de la función, son capaces de obtener un buen sonido. Por su parte, Dudamel domina a la perfección el arte de los finales apoteósicos y emocionantes. Así fue como arrancó el aplauso fervoroso del público tanto al final del primer acto como al final de la representación, gracias también a la partitura beethoveniana. Ahora bien, en el resto de la ópera el resultado fue irregular. Más pendiente del efectismo y víctima de la puesta en escena, el venezolano no pudo esta vez mantener la tensión dramática de una partitura que ya de por sí no pone las cosas nada fáciles al batuta. Las voces mostraron un excelente nivel, destacando la soprano Tamara Wilson, capaz tanto de desatar un torrente sonoro sin freno como de recrearse en las sutilezas de un aria como ‘Abscheulicher’. Entre los secundarios, destacaron la Marzelline de Gabriela Reyes y el Jacquino de David Portillo. Excelente también James Rutherford como Rocco y, algo menos convincentes Andrew Staples y Shenyang como Florestan y Pizarro, respectivamente. El coro del Liceo y el Coro de Cámara del Palau de la Música abordaron con máxima solvencia la partitura. Ahora bien, lo que se anunciaba como versión de concierto y acabó siendo una versión semiescenificada restó a la función buena parte de lo que podría haber llegado a ser. Dudamel no solamente se trajo su orquesta de Los Ángeles, sino que invitó a cruzar el océano a un grupo de actores que hacen teatro en lengua de signos en Nueva York y un coro de la misma ciudad que se expresa no con sonidos, sino también con signos para personas sin capacidades auditivas. Así, todo lo que sucedía en el escenario y que el público podía leer en los sobretítulos habituales en todas las óperas, se veía además traducido a la lengua de signos . Pero ojo, a la lengua de signos norteamericana, que es diferente a la catalana y a la española, de modo que esa traducción simultánea solamente la entendían las personas con discapacidad auditiva presentes en la sala que, además, fuesen de Estados Unidos: es decir, el puñado de acompañantes que vinieron desde Nueva York a ver triunfar a sus amigos en Europa. Lo que es peor, la producción decidió recortar los recitativos de la ópera , que al parecer son un tostón para los que podemos escuchar, pero no para las personas con discapacidad auditiva, ya que aunque los cantantes no los interpretaron, los actores en lengua de signos sí que los recitaron de pe a pa, generando largos silencios que acabaron de romper cualquier atisbo de ritmo en el conjunto de la representación. La presencia de Dudamel, pues, sirvió básicamente para recordarnos que las personas sordas no pueden oir, que aunque parezca una perogrullada es un asunto de enjundia que demasiado a menudo olvidamos. Ahora bien, el Liceo ya hace años que dispone de bucles magnéticos para las personas que pueden disfrutar de la música con un audífono. Y también de funciones con audiodescripción para las personas ciegas. Y un excelente programa social para cubrir buena parte de las necesidades de las personas con discapacidad que, recordémoslo también, podemos ser cualquiera de nosotros en un momento u otro de nuestra vida. Es decir, que la presencia de Dudamel, al no alcanzar un resultado musical que fuera más allá del que podría haber ofrecido otra orquesta con otro director, no aportó mucho más que un rato de postureo y buenas intenciones tanto musicales como filantrópicas. Ojalá el maestro siga en esta línea solidaria y, tal como han hecho otros músicos de la talla de Barenboim, abrace también otras causas que necesitan que los que pueden alzar su voz lo hagan: el conflicto en Israel, el de Ucrania, o incluso la situación de sus compatriotas venezolanos. Quizás a los patrocinadores no les haga tanta gracia como este gesto con las personas con discapacidad auditiva, que son políticamente más neutrales, pero por desgracia no faltan buenas causas por las que luchar en este mundo. El director ha pasado tres días en Barcelona y ha ofrecido cuatro funciones: dos de ‘Fidelio’, un concierto en el Palau de la Música y una acción social con los coros de ‘Palau Vincles’, que con Dudamel o sin él hacen una excelente labor. Ahora bien, habría que preguntarse si vale la pena exprimir tanto a la superestrella si los resultados tienen que ser tan mejorables. O, al menos, si no sería adecuado saber pararle los pies cuando propone proyectos, como este ‘Fidelio’, que si vinieran de cualquier otra persona o entidad, serían probablemente despachados con un escasamente amable «no, gracias». 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Para estupor de los presentes en una reciente rueda de prensa, el director general del Liceo, Valentí Oviedo, restó importancia a este hecho con el argumento de que así se incentiva la asistencia a espectáculos en vivo. Él, que hasta hace nada cantaba las virtudes del abono a Liceu+, la plataforma con la que el teatro retransmite (retransmitía) sus óperas.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-05-28 15:18:29

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