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EEl Vaticano abre un proceso por cisma contra Carlo Maria Viganò, el ex nuncio crítico con el Papa

EEl Vaticano abre un proceso por cisma contra Carlo Maria Viganò, el ex nuncio crítico con el Papa



El Vaticano acusa de cisma al arzobispo y ex nuncio en EE. UU., Carlo Maria Viganò y le ha abierto un «proceso penal extrajudicial» ante el Dicasterio para la Doctrina de la Fe que podría conducir a su expulsión de la Iglesia católica. Viganò, uno de los críticos más duros contra el Papa Francisco y que también creó dificultades a Benedicto XVI, ha hecho pública la medida. Además, en vez de tomar distancia de las acusaciones ha dicho que las considera «un honor». El acusado, de 83 años, ha hecho pública en redes sociales la misiva con la que John J. Kennedy, responsable de la sección disciplinar del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, le explica que el proceso ha sido abierto de oficio, pues de sus «declaraciones públicas resulta una negación de los elementos necesarios para mantener la comunión con la Iglesia Católica ». Se refiere a la «negación de la legitimidad del Papa Francisco, ruptura de la comunión con él y rechazo del Concilio Vaticano II». Según la citación, Carlo Maria Viganò debía presentarse este jueves a las 15:30 en el dicasterio para la Doctrina de la Fe «para tomar nota de las acusaciones y pruebas relativas al delito de cisma del que se le acusa», pero aparentemente no han acudido ni él ni sus representantes. «Se advierte al acusado de que, en ausencia de comparecencia o de defensa por escrito que deberá remitirse a este Departamento el 28 de junio de 2024 o antes, será juzgado en su ausencia », avisaba la carta de Kennedy. A la misma hora a la que debía atravesar las puertas del antiguo Santo Oficio, Viganò ha preferido publicar en la red social «X» una foto de la citación, junto a su comentario. « Supongo que la sentencia ya estará preparada , dado que se trata de un proceso extrajudicial», asegura. Sin embargo, el proceso extrajudicial, que garantiza la posibilidad de ejercer la defensa, se realiza cuando las pruebas del delito son evidentes y permiten que se dicte sentencia por vía administrativa. En su larga contestación pública, Viganò evita identificar a Francisco con el Papa, habla de él en términos ofensivos llamándole «Jorge Mario Bergoglio» y considera que «es un honor» que se le acuse de negar la legitimidad del Papa, romper la comunión con él y rechazar el Concilio Vaticano II. «Me honro en no tener -y de hecho no quiero- ninguna comunión eclesial con ellos: el suyo es un lobby, que oculta su complicidad con los amos del mundo para engañar a muchas almas e impedir cualquier resistencia contra la instauración del Reino del Anticristo», llega a escribir refiriéndose a la actual Iglesia católica gobernada por Francisco. En el Vaticano habrá provocado escalofríos el hecho de que Viganò se presente a sí mismo en la misma línea del protagonista del último gran cisma en la Iglesia católica, el arzobispo francés Marcel Lefebvre. «Hace cincuenta años, en ese mismo Palacio del Santo Oficio, Lefebvre fue convocado y acusado de cisma por rechazar el Vaticano II . Su defensa es la mía; sus palabras son las mías; y sus argumentos son los míos», declara. En 1988 Lefebvre consumó la ruptura con Roma al ordenar cuatro obispos por iniciativa propia y a pesar de que el Papa se lo había explícitamente prohibido. En 2009, Benedicto XVI les levantó la excomunión como gesto de magnanimidad, para propiciar su reconciliación con Rom a. Sin embargo, ésta no llegó a producirse. Los tres últimos papas han intentado sin éxito sanar esa ruptura con Roma. La carta de Viganò de este jueves podría incluir una amenaza velada de ordenar nuevos obispos que continúen su batalla, pues escribe que «las autoridades romanas no pudieron condenar (a Lefebvre) por herejía, y tuvieron que esperar a que consagrara obispos para tener el pretexto de declararlo cismático y luego revocar su excomunión cuando ya estaba muerto. El esquema se repite incluso después de que medio siglo haya demostrado la profética elección del arzobispo Lefebvre». Lo cierto, en cualquier caso, es que no consta que la Santa Sede haya revocado la excomunión de Marcel Lefebvre. Desde hace tiempo Viganò coquetea con sectores lefebvrianos tradicionalistas. En círculos conservadores circuló la noticia de que había sido «reordenado» obispo por uno de este entorno, por si acaso no hubiera sido válida la ordenación que recibió de manos de Juan Pablo II en abril de 1992. En estos sectores algunos creen que la cercanía de Wojtyla a las ideas del Concilio Vaticano II lo convierte automáticamente en hereje, y por tanto lo aparta de la «legítima» sucesión apostólica. Viganò fue conocido por el gran público en 2011, cuando durante el «Caso Vatileaks» se filtró una carta privada que envió a Benedicto XVI en la que expresaba su decepción por no haber sido nombrado cardenal y haber sido enviado como nuncio a EE.UU. Solicitaba seguir en Roma para acabar con la corrupción en el Vaticano y atender a su hermano mayor, sacerdote enfermo. No era cierto. Su hermano, que vivía en Chicago, lo desmintió , y explicó que llevaban tres años sin hablarse y que le había demandado civilmente por una cuestión de herencia. Más adelante, durante el viaje de Francisco a EE.UU., en 2015, filtró el encuentro del Papa con una activista provida que deseaba ponerle en apuros. En agosto de 2018, ya jubilado, acusó al Papa de haber levantado unas supuestas sanciones secretas que Benedicto XVI había impuesto al cardenal Theodore Edgar McCarrick , acusado de abusos , y solicitó su dimisión. Naturalmente, Francisco no había levantado nada. Pero como resultado, el Papa ordenó un «estudio exhaustivo» de todos los documentos conservados en la Santa Sede sobre McCarrick, que llevó a expulsarlo del sacerdocio.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-06-20 16:37:03

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