Dejó escrito Hemingway sobre Aranjuez que «la ciudad es un cuadro de Velázquez hasta que se acaban los árboles, y un cuadro de Goya hasta la plaza, un encantador edificio al estilo de la vieja plaza de Ronda». Y eso que no había visto a Luque torear este sábado. Este cartel (que se anunció un primer momento en Ronda, pero se suspendió) se trasladó a esta ciudad -de la que también dijo el escritor americano que era la idónea para ver por primera vez una corrida-, para celebrar su tradicional goyesca. Sólo faltó Morante , al que los médicos han recomendado la cancelación de sus compromisos profesionales hasta ver resultados en la nueva medicación que sigue. Su puesto lo ocupó Ginés Marín, que triunfó en esta plaza en mayo, y al que correspondió el lote que hubiera ido para el maestro de La Puebla, que demostró que es uno de los mejores, o el mejor estoqueador del momento. Y, por si alguien se hace la pregunta, no podía sustituir, hoy, un torero que está toreando en Calatayud; pero que sí podría torear mañana en Villanueva del Arzobispo. Finalmente, el puesto de Morante lo ocupará Talavante en la ciudad jiennense. La tarde estaba muy oscura, casi parecía que iba a llover, hasta que salió un rayito de sol, comenzando a sonar Caridad del Guadalquivir (maravillosamente tocado por la banda), y Luque , que hace embestir a lo que se le ponga por delante, se puso a bordar el toreo. Una obra de arte en un marco a la altura, que acabó con las dos orejas de Conspirador en las manos del maestro de Gerena. Tras dos primeros tercios sin mucha historia, en los que el toro -bastante protestado de salida por su anovillado aspecto-, se acobardaba en tablas, pese a los buenos esfuerzos de Iván García por sacarlo para que Contreras pudiera poner los dos buenos pares que puso, decidió Luque mostrar el figurón que es. ¡Qué mérito que un toro que suelta la cara, no humilla al natural y va descompuestito a veces, no toque nunca las telas! Pareció mejor en las manos de Daniel, que los toques, las distancias, las alturas… domina magistralmente, hasta matarlo por el hoyo de las agujas. Esto, sin embestirle un toro de verdad bien. El día que le embista… Ya se había inventado una faena con el segundo, el primero de su lote, al que se sacó a los medios con buenas verónicas abrochadas con una preciosa larga de remate. Se vio que no le sobraban las fuerzas, en una lidia en la que se le hizo todo a favor, tanto el picador como los banderilleros: muy acertado estuvo con el percal Juan Contreras, pues a veces se mostraba pegajosito, al igual que Iván García y Arruga con las banderillas. Le pegó unos doblones Luque para poner un monumento, colocando el toro la cara de escándalo. Pero ahí se le acabaron las fuerzas, porque se le quedó ya debajo en el pase de pecho. Dándole los tiempos perfectos, sacó meritorias tandas de un animal que cada vez tenía menos recorrido y la lengua más fuera. Una pena que no le acompañaran las fuerzas, porque tenía calidad. Pero para calidad, Luque; sólo él, ahora mismo, logra poner los tendidos en pie con este animal. Una lástima que pinchara, antes de meter un estoconazo. También brilló Talavante con el mejor toro del encierro. Estaban los ánimos un poco caídos en los tendidos, porque la primera parte de la corrida, con virtudes, no había respondido como se esperaba. Entonces salió Antoñuelo, y recordó por qué esta ganadería es una de las más importantes del panorama actual: con un farol lo recibió Talavante, y el bonito castaño respondió bien a las verónicas del extremeño, que dejó una preciosa media. Galleando por chicuelinas lo llevó Alejandro al caballo, abrochadas por una templadita larga. Poca pelea en varas, como sus hermanos, y rápido tercio de banderillas en el que el toro atendía a todo, pero ya se veía que tenía movilidad. Mientras brindaba el pacense al público, se le arrancó el toro a los medios, teniendo que improvisar con unos pases por alto. Viendo la alegría con la que iba al engaño, lo citó de lejos para comenzar el toreo en redondo. Basó la faena al natural, su mano de oro, pero dio una por la diestra en la que le salió bonita hasta la arrucina. Un faenón en toda regla de un torero que viene de bordar el toreo en Palencia, y que habría acabado con las dos orejas en la mano, de haber estado acertado con el acero. Ovación al toro y oreja al torero. El primero de la tarde fue un animal brutote, que pocas vitudes tuvo y al que Talavante se hartó de pinchar. Al sardo que hizo de tercero, que se picó caído, y se pegó un volteretón cuando Marín se disponía a hacer un quite. Puso dos pedazo de pares Antonio Chacón, y estuvo muy rápido para quitar una banderilla que había caído en el hueco del puyazo. El inicio de Ginés, por bajo, no pudo ser más torero, pero Tedioso se llamaba, y así pasó a embestir: acusó el volatín, y poquito decía pese a su voluntad de ir, y una nobleza absoluta. Lo único que podía hacer el extremeño era matarlo bien, y mejor lo hizo: con una pureza absoluta en la ejecución, dejó una estocada de libro de la que el toro cayó rodado en segundos. Sólo eso bien podía valer una oreja, que fue pedida por una minoría. El cierraplaza tampoco tuvo mucha historia, y menos buena. La facilidad de Ginés con el capote se mostró de nuevo en el recibo al sexto, pero también las complicaciones de un animal noble, mas sin recorrido ni especial clase. Lo intentó Marín por los dos pitones, con más ganas que otra cosa, porque poco podía sacar de Altacumbres. Otro volapié a cámara lenta -en el que estuvo más tiempo Ginés entrando a matar que el toro en pie, tras sentir el acero-, hizo que asomaran algunos pañuelos. Si fuera por la espada, bien merecida habría estado, porque pocos estoqueadores hay ahora tan puros como Ginés.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-07 20:50:32
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