Si bien es cierto que hubo otras mujeres que se pusieron al volante de un coche de Grand Prix en los años veinte y treinta del siglo pasado, como por ejemplo la checa Elisabeth Junek o sobre todo la francesa Mariette Hélène Delangle, más conocida como Hellé Nice, es la italiana Maria Teresa de Filippis quien ostenta el honor de haber sido la primer piloto femenina en participar en un Gran Premio del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, creado en el año 1950. Perteneciente a una familia de la aristocracia italiana, nació en Nápoles el 11 de noviembre de 1926. Muy aficionada al deporte en general, y a los coches en particular, era una niña de fuerte carácter y mucha voluntad. En cuanto pudo sacó el carné de conducir y mostró buenas cualidades al volante. Sus dos hermanos mayores la desafiaron a que no sería capaz nunca de conducir lo suficientemente rápido como para participar en una competición. Lejos de amilanarse, Maria Teresa se inscribió con un Fiat 500 S, el popular Toplino, en la carrera de Salerno-Cava dei Tirreni, donde sorprendió a todos logrando el primer puesto en su categoría. Pero no se conformó con ello y tras dos carreras más vendió el Toplino y adquirió un Urania (chasis de origen Fiat y motor BMW de moto) para participar en la categoría 750 Sport, muy popular en la Italia de la posguerra. En 1949 , Maria Teresa y su Urania logrará tres victorias y tres segundos puestos en pruebas regionales que borraron muchas sonrisas a quienes pensaban que aquello solo era el capricho de una niña bien y así, «Pilotino» como era conocida, empezó a ser temida en las carreras en que participaba. Ese mismo año se inscribe en la legendaria Targa Florio siciliana, con un Fiat 1100. En 1950 continúa con el pequeño Urania y poco a poco va ganando experiencia tomando parte en carreras de renombre como las Mil Millas, la Copa Ascoli o el Giro de Sicilia, entre otras. Es en esa época cuando entabla una relación amorosa con el culto y refinado Luigi Musso, brillante piloto y muy atractivo para las damas, pero de complicada vida personal. Este año consiguió ser novena en Collemaggio, duodécima en Módena y sexta en el Circuito di Senigallia. En 1951 será novena en Castello, tercera en la Coppa Ascoli y cuarta en el Gran Premio de Cidonio. A lo largo de 1952, Maria Teresa y Luigi Musso continuaron con su relación, a pesar de que Musso estaba ya casado. Recorrieron Italia con un pequeño Giaur (otra marca artesanal creada por el mismo fundador de Urania), aunque Musso también se pondría al volante de algunos Maserati y Fiat. En la temporada de 1952 sustituyen el Giaur por un Osca 1100, más grande y más rápido que su predecesor, pero también más frágil y con cierta tendencia a romper. De Fillipis no pudo acabar en la Coppa Montenero di Senigallia, pero en cambio obtuvo magníficos resultados en otras carreras como un quinto en Avellino o una segunda plaza en el Circuito di Sassari. A finales de 1953, finaliza su relación con Luigi Musso, pero se mantendrá una buena y sincera amistad entre ambos. En 1954 se alternará al volante de un Osca 100 y de un Maserati Maserati A6GS. Gana una carrera en Cerdeña, logra clasificarse en el Gran Premio de Nápoles, gana la Catania-Etna y es decimotercera en el Giro di Sicilia. En este año tiene un espectacular accidente en Mugello, donde se precipitó por un acantilado con la fortuna de quedar colgada en un árbol antes de estrellarse contra el fondo. En 1955 ya solo corre con Maserati, participando en la Mille Miglia y es novena en la Targa Florio. A principios de 1956 se traslada a Argentina para participar en los 1000 Kilómetros de Buenos Aires. En la carrera se encuentra de pronto con un coche rezagado, intenta evitarlo in extremis, pero se sale de la pista, y ella a su vez del coche (en aquella época los cinturones de seguridad en competición eran una entelequia) y su cuerpo golpea violentamente contra un poste telegráfico. Afortunadamente solo se fractura el hombro y tras un tiempo de recuperación vuelve a la competición. Musso le facilita un contrato con la Scuderia Centro Sud para correr con un Maserati 250F en algunos grandes premios no puntuables como preparación para dar el gran salto. Va muy deprisa y logra buenos resultados como en Siracusa donde consigue una quinta posición en carrera, detrás de Musso, Bonnier, el español Paco Godia. y Horace Gould. Las sensaciones son buenas y en la temporada de 1958, se siente preparada para estar en los Grand Prix puntuables al volante del Maserati 250 F. Su debut es el 18 de mayo, en Mónaco. No logra un buen tiempo, queda en la posición 22, no clasificándose para la carrera al no estar dentro del 107 por ciento del mejor tiempo. El 15 de junio hace historia. Es el Gran Premio de Bélgica. De Filippis es decimonovena en entrenamientos y puede disputar la carrera lo que la convierte en la primera mujer que corre una prueba del Campeonato del Mundo de Pilotos. En el difícil trazado de Spa Francorchamps muestra sus buenas cualidades y termina la prueba en la décima posición. El 6 de julio es el Gran Premio de Francia, en Reims. No ha podido ni siquiera participar en los entrenamientos tras rechazar los organizadores su inscripción. Ante sus protestas, el director de carrera le había respondido: «el único casco que una mujer debe usar es el de una peluquería». Pero ese día habrá algo que le preocupe más que esa estúpida respuesta; su buen amigo Luigi Musso muere al estrellarse con su Ferrari El 24 de agosto se disputa el Gran Premio de Portugal, en el trazado urbano de Oporto. En entrenamientos se clasifica sin problemas, pero tan solo han transcurrido seis vueltas de carrera y el motor rompe. La siguiente cita es el 7 de septiembre en su país, en el templo de Monza. Hace una magnífica carrera y trece vueltas del final cuando ocupaba la cuarta plaza, una rotura mecánica la obliga al abandono. De haber terminado en esta plaza habría sido la primera mujer en puntuar en el mundial. La temporada no ha sido fácil, tres pilotos (Musso, Collins y Stuart Lewis-Evans) han muerto en diferentes grandes premios, y se siente muy afectada por ello. Sin embargo, en 1959, el piloto francés Jean Behra le convence para que entre a formar parte de su equipo que hace correr sus propios monoplazas construidos a partir de un Porsche 718 RSK. En el Gran Premio de Mónaco María Teresa se hace cargo del debut del Porsche-Behra F2 (podían correr mezclados con los F1), pero no logra clasificarlo. Con el mismo coche disputa una carrera no puntuable, el British Empire Trophy, en Silverstone donde debe retirarse por problemas mecánicos. Será la última vez que se la vea compitiendo; en el mes de agosto Behra se mata en el trazado berlinés del AVUS, y De Filippis, decide apartarse totalmente de la competición. Un año después nacerá su hija. No retomará el contacto con el mundo de la Fórmula 1 hasta bastantes años después, cuando se incorpora a finales de los setenta al «Club Internacional de Ex Pilotos de Grandes Premios de Fórmula 1». Repartirá su tiempo entre las actividades de esta asociación, la presidencia del Maserati Club, algunas exhibiciones de clásicos, y sus dos nietos. Maria Teresa de Filippis falleció en enero de 2016 a los 89 años. Fue una pionera en nuestro deporte y sus logros deben recordarse siempre.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-14 07:00:00
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