La producción y preparación de guerras y el mantenimiento de la preparación militar consumen muchos recursos, e, incluso, «desvían dinero de las actividades de protección del medioambiente», denuncia Doug Weir, director del Observatorio de Conflictos y Medioambiente (CEOBS). «Todo ello tiene probablemente un impacto mayor que cualquier guerra en particular», añade. Pero el mundo militar también deja su huella de carbono, aunque es difícil de cuantificar. Los ejércitos de los diferentes países, como sí ocurre con las grandes corporaciones, no están obligados a reportar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Según el Acuerdo de París, los informes sobre emisiones militares a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) son voluntarios. De hecho, según la organización The Military Emissions Gap, sólo cuatro países facilitan datos a la CMNUCC. A pesar de la falta de transparencia, varias organizaciones han podido realizar varios cálculos aproximados de la huella de carbono de la actividad militar. Las emisiones anuales de los cuerpos militares de la Unión Europea equivalen a lo que emiten 14 millones de coches , según un estudio del CEOBS. Si se amplían los datos al resto de ejércitos mundiales, sin contar las guerras, estos representan el 5,5% de las emisiones globales o lo que es lo mismo el equivalente a lo que emite toda la industria a nivel mundial. Las actividades militares, a pesar de ser altamente contaminantes, como ya se ha dicho, no han de comunicar sus emisiones GEI a Naciones Unidas. La comunicación y la reducción de las emisiones militares, en el Protocolo de Kioto de 1997, quedaron exentas por la presión de Estados Unidos. Además, la industria armamentística también está exenta de hacer este tipo de reportes públicos. «Es importante entender que el impacto de la guerra comienza mucho antes de que empiece», denuncia Angham Daiyoub, investigadora predoctoral del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) . «Se utilizan recursos para fabricar armas y también se realizan pruebas de armas y bombas que contaminan», añade. «Los objetivos climáticos pueden estar en peligro por el aumento de la inversión y actividad bélica», explica Weir.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-14 17:08:48
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