El público responde a la llamada de la ROSS

La buena noticia es que el Maestranza estaba prácticamente lleno, seguramente gracias a lo que llamaríamos un segundo concierto de inauguración (el primero fue el del Alcázar, que también estaba lleno). Se nos atoja dos motivos para estos llenos: la presencia del Orfeón Donostiarra , por un lado, y la programación de una obra tan impactante como los ‘ Carmina Burana ‘, por otro. Hace muchos años que el coro no actuaba en nuestro Teatro y más todavía que no lo hacía con la ROSS; y sin embargo, cuando salieron a escena se les recibió con una larga ovación, lo que viene a significar que unos lo recuerdan y otros han oído hablar muy de él. Entre aquellos que lo vieron en su momento no podrán olvidar (no podemos) que ellos alternaron en los requerimientos operísticos con el Coro del Gran Teatro de Córdoba. Y por otro lado, los ‘Carmina’, la obra que dio fama a su autor, Carl Orff , posee en sí misma un carácter grandioso, expansivo, centelleante, unas cualidades que la directora surcoreana se encargó de magnificar aún más , contrastando momentos estentóreos con pasajes exageradamente en ‘piano’, hasta el punto de resultar casi inaudibles al llegar a la sección de cuerda: entre esta y la madera se quedó el sonido coral. Son los bajos quienes inician con su canto las partes solísticas seccionales, y aquí notamos a unos coralistas que seguro que cantaron en los tiempos a que referimos y que sin embargo, hoy sus voces adolecen de la tersura o afinación necesarias, sobre todo en los pasajes más suaves, con voces desigualadas en timbre, emisión, aunque esto lo compartieron con otras partes, como las sopranos, aquí acaso demasiado jóvenes, donde faltaba una afinación más constante y un mayor empaste (‘Floret silva’, por ejemplo). La sección más sobresaliente fue la de los tenores , esforzados hasta en los fortísimos más denodados y sin perder el vigor y la lozanía. Fantásticos los niños de la Escolanía de los Palacios , con unas voces claras, transparente, muy bien ajustadas, continuando el trabajo de Enrique Cabello. En las voces solistas encontramos diversos momentos, desde el barítono Perišic , que entró en media voz, lo que exige un buen calentamiento previo para un fraseo homogéneo y continuado hasta el final de cada frase; pero la verdad es que a medida que fue discurriendo la obra fue sintiéndose más seguro , ya que es una suerte de narrador en esta digamos que cantata profana, y a la postre esgrimió una voz plena, hermosa, finalmente bien timbrada. El tenor italo-argentino Ballerini entró al contrario que su compañero: su corto rol exige desde un principio un registro esforzado, en fortísimo, muy agudo, casi sin resuello. Es muy complicado, y resultó una buena idea no tenerlo en escena desde el principio, sino que saliese poco antes de su intervención, y así podría calentar hasta el último momento. Si temimos cualquier cosa ante tamaño arresto, no tardó mucho en controlar las dificultades y ‘relajar’ la emisión (nos referimos a la técnica porque en ningún momento el planteamiento se sosiega). Pero fue la ganadora del Concurso de Nuevas Voces de Sevilla (2022), la islandesa Bryndís Guðjónsdóttir , la que creemos que se alzó con toda nuestra estimación, desde que iniciara su canto con so ltura y equilibrio vocal, sin altibajos en el color vocal, con excelente dicción y al final sobre unos agudos que culminan en un temido Re sobreagudo , fuera de la órbita de cualquier soprano, para lo cual Orff le permite un pequeño descanso de unos compases antes de emitirlo, y que la soprano aprovechó para hacer lo que parecían microejercicios vocales antes de darlo con aparente facilidad. Nos alegramos de la oportunidad que se le ha brindado en Sevilla, ya que en el concierto que le correspondía como ganadaora del premio del mencionado concurso era un recital en el Espacio Turina, que finalmente apenas contó con la presencia de una nutrida representación familiar y quienes escribimos. Los contrastes desaforados que la directora impuso en la obra de Orff habían sido mucho más moderados en la ‘ Sinfonía nº 39’ en Mi bemol mayor, K.543 , incluso diríamos que oportunos. Ya no hace falta decirle a los músicos que sólo esbocen el vibrato o que cuiden la articulación. Pero la reducida orquesta todavía se resiente de un mayor ajuste en los violines, tanto en la afinación como en una mayor unidad en las entradas. En cambio, sí estuvieron todos a una a la hora de participar en el protagonism o que propició la directora en cuanto a una lectura muy rítmica de la sinfonía. Y destacamos el ‘Trio’ del ‘Menuetto’ con su hermosa melodía a cargo del clarinete, acompasado por impulso rítmico y encantador de las trompas. Salió la gente encantada, parece que han vuelto a crecer los abonos, también las entradas sueltas, así que puede que finalmente recuperemos el camino de la normalidad, que tan buenos momentos nos han hecho pasar en estos 34 años .



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Author : (abc)

Publish date : 2024-09-19 22:54:38

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