Se puede decir más alto, pero no con más datos extraídos de los archivos. «Es absurdo que el Rey pida perdón a México por la Conquista española ». Jorge Luis García Ruiz (Madrid, 1968) se presenta ante la grabadora de ABC tras una mala noche; viajar hasta la capital le ha costado horas de sueño. Pero este doctor en Estudios del Mundo Antiguo, arqueólogo, historiador y profesor en la Texas Lutheran University –vaya si atesora cargos– se muestra despejado y cristalino cuando hay que arremeter contra los anacronismos pretéritos y las falacias mil veces enarboladas por los negrolegendarios: «La izquierda americana echa la culpa a un país extranjero para tapar sus problemas». Está bien informado el profesor; no ha necesitado ni contexto. Quizá porque se ha levantado pronto, ha llegado hasta sus oídos que México ha excluido este mismo miércoles a Su Majestad Felipe VI del protocolo de invitados a la ceremonia de investidura de la presidenta electa Claudia Sheinbaum . Y, aunque no ha trascendido la razón, él la tiene clara: el monarca no ha cumplido sus exigencias y no ha pedido perdón por la Conquista. «Quieren la fotografía de un rey doblando la rodilla y pretenden convencernos de que en América se bajó una bandera y se subió otra, pero los españoles no llegaron en barco y fueron expulsados tres siglos después. Hubo mezcla y mestizaje», suscribe. Esta última es una de las muchas tesis que aborda en ‘Presidio’ (Edaf) , su nuevo ensayo histórico: «No es que unos extraños cruzaran el Atlántico, hicieran cosas malísimas y se fueran». El experto sostiene que la cultura extendida por la Monarquía Hispánica se estableció y fue aceptada tanto por los nativos de entonces, como por sus descendientes. «Hay que poner la responsabilidad en manos de quién de verdad la tiene: buena parte de lo que se hizo en América lo hicieron los americanos», completa. Aunque lo que más le duele es que esas falacias sean jaleadas desde la península: «Mientras que parte de la izquierda española apoye estas actitudes, va a ser imposible solucionar el problema de la Leyenda Negra». García tiene claro que su investigación desintegra buena parte de las mentiras que se han extendido sobre la conquista hispana. Lo llamativo es que lo hace a través de una figura poco estudiada hasta la fecha: el Presidio. Esa pequeña guarnición militar diseñada para proteger el resto de asentamientos españoles durante la expansión hacia el norte de la Ciudad de México. Un amplísimo territorio virgen de población y recursos en el que los enemigos más aguerridos eran, como explica el experto a este periódico, «algunas naciones indias muy agresivas y activas que causaron enormes problemas al crecimiento de la Nueva España». Es nuestra particular historia de indios y vaqueros allá por la Frontera Norte. Una muy alejada de la de un 7º de Caballería que buscaba la expulsión de los nativos, y no su inclusión en los EE.UU. Apunta y dispara el profesor. Con voz grave y palabras pausadas, defiende que la finalidad última del sistema presidial era proteger la labor de las otras grandes protagonistas de la época: las misiones. «Este binomio fue la piedra angular de la conquista, cristianización y defensa», afirma. Está convencido de que la historiografía anglosajona ha ayudado a extender la idea de que en estas instituciones religiosas habitaban diablos con cuernos y rabo. «Todavía se ven como campos de concentración en los que se explotaba a los nativos y se les obligaba a convertirse al cristianismo», advierte. Todo mentiras. «La realidad es que los propios indios pedían la ayuda de los españoles. Había tribus pacíficas que no podían defenderse de otras más belicosas, como los apaches». El corazón de estas misiones era un fraile que, junto a otros indios ya hispanizados, tutorizaba a estas nuevas tribus. «Les ayudaban a levantar una valla para evitar que su ganado fuese raptado, les enseñaban a construir un granero en el que acumular el excedente de alimento para las épocas de sequía…», confirma García. El resultado era el alumbramiento no de un edificio religioso, sino de un poblado entero con viviendas, comercios, talleres… «En la práctica, era trasladar un trozo de España al Nuevo Mundo», destaca. Y, de proteger todo este entramado, se encargaba el Presidio. «Era una guarnición de entre 10 y 100 soldados que se establecía a unos cuatro kilómetros para no interferir en el día a día», completa. Su máxima es que estos soldados nunca tuvieron la misión de reprimir a los nativos: «Se dice que asesinaron a miles, pero es imposible. No había número ni voluntad de hacerlo». Por el contrario, contaban con órdenes del rey de protegerles «y tratarles con amor». Algo de lo que la izquierda americana se ha olvidado, al parecer.
Source link : https://www.abc.es/historia/absurdo-rey-pida-perdon-mexico-conquista-espanola-20240926181353-nt.html
Author : (abc)
Publish date : 2024-09-26 02:02:52
Copyright for syndicated content belongs to the linked Source.