El día antes de afrontar el debut en el nuevo formato de la Champions, Rodri Hernández aprovechó para lanzar un mensaje contundente contra la carga de partidos a los que están expuestos los futbolistas de élite. Una proclama a mitad de camino entre la amenaza y el S.O.S.: «Pregúntale a cualquier jugador y te dirá lo mismo. Si esto sigue así, no nos quedará otra opción que ir a la huelga. Es algo que nos preocupa. Alguien tiene que cuidar de nosotros, porque somos los protagonistas de este deporte, o negocio, o como quieras llamarlo. No todo es dinero o marketing, también es la calidad del espectáculo». No había pasado ni una semana de esas palabras cuando el centrocampista internacional del Manchester City se rompía el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Ocurría prácticamente a la par de que Ter Stegen sufriera la rotura completa del tendón rotuliano de esa misma rodilla. Y algunas fechas antes de que Dani Carvajal se desgañitase de dolor en el césped del Santiago Bernabéu tras quebrarse el ligamento cruzado anterior, el ligamento colateral externo y el tendón poplíteo, también de la pierna diestra. Tres futbolistas de talla mundial fuera de combate para el resto del curso. Tres estrellas menos en el espectáculo afectados en la misma parte de su anatomía. Un mal que se extiende como una mancha de petróleo en el océano. ¿Qué está pasando con las rodillas de los futbolistas? ABC ha querido preguntar a especialistas de distintos ámbitos para intentar arrojar algo de luz a esta aparente sangría que ha afectado a más de una veintena de jugadores, solo en la Liga española, en el último año y medio. Las lesiones de ligamento siempre han sido la pesadilla de los jugadores, pero ahora existe la percepción de que van a más. ¿Es realmente así? ¿Se está cuidando la salud de los actores principales de este deporte? ¿Se podrían minimizar los riesgos? «En las últimas dos temporadas ha habido casi el doble de roturas de ligamento en la Liga que en las tres anteriores. Solo desde enero del año pasado hay contabilizadas 24», refiere el doctor Pedro Luis Ripoll , director del centro médico de excelencia FIFA Ripoll y De Prado. Desde su despacho lleva la cuenta, incluso, de los equipos más afectados: Real Sociedad, Getafe y Real Madrid. «Yo creo que en el fútbol profesional la incidencia de este tipo de lesiones no ha variado, aunque sí son de gravedad mayor y con alta relevancia», apunta Luis Casais , doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y actual preparador físico de la selección de Rusia, quien cree que al estar en un contexto más «sensibilizado» da la impresión de que son más numerosas. Investigadores del Departamento de Fisioterapia de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga pusieron negro sobre blanco a esa cuestión el año pasado. Realizaron un estudio que identificó una media de once roturas del ligamento cruzado anterior por temporada en la Primera división española, lo que significa que cada dos temporadas cualquier equipo se vería afectado al menos una vez por este tipo de lesiones. Su investigación demuestra varios patrones, como que existe un mayor riesgo de sufrir ese tipo de lesión en los partidos que en los entrenamientos (68 veces mayor), que el mecanismo de lesión predominante es sin contacto (56,36 %) y que el tiempo medio de baja fue de 218,8 días, con mayor incidencia en los meses de septiembre-octubre y marzo-abril. «En España no se había estudiado este fenómeno como sí se había hecho en otras ligas europeas, y creemos que las conclusiones que se sacaron pueden servir en el futuro como prevención», explica Chelo Pineda , profesora titular de fisioterapia de la Universidad de Málaga y una de las autoras del informe, junto con Paula Requejo e Iván Medina. El estudio también revela que la posición de portero es la menos afectada, pese a casos tan conocidos como los de Sergio Asenjo, Víctor Valdés, Thibaut Courtois y el propio Ter Stegen. Cuentan los expertos que las lesiones de rodilla no solo proliferan en la élite. Al contrario, es en el fútbol amateur y de base donde su recurrencia se dispara. «Se puede atribuir a un cambio en los estilos de vida y hábitos físicos. Hace décadas los niños pasaban horas jugando en la calle, más el tiempo de la materia de Educación Física y el entrenamiento en los clubes. Ahora el ocio y la configuración de las ciudades ha cambiado», señala Casais. No solo eso. También hay un déficit en la calidad y el diseño de los entrenamientos en el fútbol formativo, tal y como denuncia José Ángel García Redondo , quien fuera preparador físico del Atlético del doblete, que durante años ha observado desequilibrios musculares en los niños, con cuádriceps muy fuertes e isquiotibiales muy debilitados, el cóctel perfecto para sufrir lesiones en la rodilla en el futuro: «Para mí esa es la clave más importante: trabajar la coordinación y la fuerza con los niños de ocho, diez, doce años de forma equilibrada. En el fútbol profesional se hacen muchos movimientos técnicos, y tiene que haber unos músculos que los aguanten». Y hay un último factor: la mala elección del calzado deportivo. En la élite los jugadores cuentan con todos los medios y es difícil que tengan un material inadecuado. Pero para el resto es crucial no equivocarse. «No deberían escoger sus botas por presiones de las modas o imitación de los profesionales», recomienda Casais. «Existen modelos que no son adecuados porque generan más tracción en el terreno, dificultan los giros y cambios de dirección, y en musculaturas menos desarrolladas resultan fatales». Ya en el deporte profesional, todo empeora a causa de la exigencia competitiva, que no ha dejado de aumentar en los últimos años. Los torneos existentes son cada vez más largos y con más partidos, y los pocos huecos libres que aún había se van llenando con nuevas competiciones igual de severas o más. «Los jugadores empiezan las temporadas casi sin entrenamiento. Llegan, se hacen la revisión médica, cogen el avión y se van a jugar partidos a China o a Estados Unidos», apunta el doctor Víctor Laínez , traumatólogo y médico de la selección española de baloncesto. Y a partir de ahí, la cuesta solo pica hacia arriba. «El primer factor que predispone a las lesiones es la fatiga, y eso está relacionado con la cantidad de minutos que juegan los profesionales», inicia el doctor Ripoll. «A mayor número de partidos, más riesgo. Eso es evidente –corrobora el doctor Laínez–. Cuanto más se juega, más se reduce la estabilización articular». Para un futbolista internacional ya no es extraño participar en el entorno de los setenta partidos por temporada. El propio Rodri jugó 66 entre septiembre de 2022 y septiembre de 2023. Según el último informe de monitoreo de la carga de trabajo de los futbolistas elaborado por Fifpro, principal sindicato de futbolistas a nivel mundial, el 54 % de los jugadores analizados se enfrentaban a una carga de trabajo excesiva, y un número significativo de ellos superaba los límites recomendados por los expertos médicos. Y la cosa va a peor. Con el ritmo actual, según denuncia Fifpro, se está atacando a la salud de los futbolistas. Teniendo tan claros los factores que favorecen la aparición de este tipo de lesiones no debería ser difícil buscar soluciones. Y en realidad no lo es, aunque cuesta imaginar que se vayan a aplicar las recetas de los especialistas. «Desde el punto de vista médico, vemos muy urgentes tres aspectos –detalla el doctor Ripoll–. Primero, la vuelta a la protección que proporciona el entrenamiento estructurado, que haya buenas pretemporadas. Segundo, que se disminuya el número de minutos a los jugadores, porque es imposible salir indemne después de diez años jugando setenta partidos. Y por último, que se reforme el calendario. Y añadiría una cuarta: que se respeten los tiempos de recuperación de las lesiones que recomienda la división médica de FIFA, que tampoco se suele hacer». «A mayor duración de las pretemporadas, mayor efecto protector», insiste Casais. «Y quizás deberían limitarse el número de ventanas FIFA o reducirse el número de equipos en los eventos. La pregunta es: ¿queremos ver partidos de más nivel o simplemente queremos ver más partidos?». Asegura el preparador de la selección rusa que en el fútbol profesional se conoce bien el problema, y que desde la parte física y de entrenamiento se aborda para contenerlo: «Ya se hace prácticamente todo. Otra cosa es que existe un riesgo inherente a ciertas actividades deportivas. Siempre habrá una posibilidad por el hecho de exponerse a cada deporte. En el balonmano y voleibol seguirá habiendo lesiones de hombro; en el tenis, de codo… Y en el fútbol seguirá habiendo lesiones de rodilla». Y como no existe el riesgo cero, hay que intentar minimizar los daños, que pasa por cuidar y acompañar al jugador lesionado «desde el minuto cero», tal y como explica la profesora Pineda: «La fisioterapia tiene que estar presente desde el principio. Y también la psicología. No todo el mundo sabe gestionar una lesión, sobre todo deportistas que no han pasado por ese proceso. Una vez que se empieza la rehabilitación todo va dirigido a ese equilibrio pautado de fortalecimiento muscular, a evitar que haya secuelas que impidan después un movimiento normal de la flexión y extensión de la rodilla. Y hay que apoyarlo a nivel mental, porque para ellos es como pasar una depresión. El gran objetivo es evitar las recaídas, que también están estudiadas». Un 20 % de los jugadores volverán a pasar por la misma pesadilla.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-10-13 02:23:30
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