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Josema Yuste: «Podría jubilarme, pero no sé qué haría en casa»

Josema Yuste:  «Podría jubilarme, pero no sé qué haría en casa»



Otra temporada más, el actor cómico Josema Yuste se sube al escenario para protagonizar Que Dios nos pille confesados, obra que también dirige, junto a La cena de los idiotas, otra de las funciones en cartel en el mismo teatro. «La verdad es que el Muñoz Seca se ha convertido en mi segunda casa porque el teatro es de Enrique Cornejo y se lo tiene arrendado a mi socio, Jesús Sánchez-Ramade». Para Yuste, es un gusto ver las 300 localidades del teatro llenas casi cada día . Tampoco le resulta más complicado lo de dirigir dos obras más que actuar: «Es algo que a mí me gusta desde hace muchísimos años, cuando entré en la Escuela de Arte Dramático y estuve a punto de decantarme por la rama de dirección. Pero los profesores me convencieron de que tenía que ser actor», explica en conversación con ABC. Para el actor, el teatro está en un buen momento: «No sé si el mejor, pero de los últimos 15 años, yo diría que es de los mejores momentos. A raíz de la pandemia, encerrados en casa, consumimos mucha televisión, muchas series, muchas películas y estamos un poquito saturados. Hay ganas de ver algo en directo y eso todavía dura». Le gusta arriesgar sobre el escenario, no solo a nivel actoral, sino también empresarial, pero ha tenido suerte y no se ha arruinado nunca: «En las obras en las que he estado como actor, en ninguna he perdido dinero; sí he perdido con otras, pero lo bueno que tengo es que somos tres socios. Igual que repartes beneficios, repartes pérdidas; es decir, no te arruinas si tienes cabeza y, si va bien, te da para vivir honradamente», señala. Aunque ha compatibilizado el teatro con algunos proyectos televisivos, Josema decidió refugiarse en el teatro cuando se disolvió el dúo Martes y Trece. «Fue mi cuna; yo empecé en un buen grupo de teatro amateur en el colegio. Tenía siete años y, cuando me bajé del escenario, le dije a mi madre que tenía claro que quería ser actor, aunque no me hicieron caso». Su primer trabajo fue en el musical Godspell, que se estrenó en el Teatro Marquina en 1974; desde entonces, no le ha faltado trabajo nunca. «Los comienzos son duros y vivía con lo justo y apretado, pero no he pasado necesidad nunca», confiesa. Hace años, junto a Millán Salcedo, parodiaba a personajes de todos los ámbitos y hacía humor sobre la situación del país . Algo que ahora parece tarea difícil o, al menos, no exenta de polémica: «Antes te juzgaban menos; no había redes sociales, no había la inmediatez que hay ahora. Todo era políticamente incorrecto y no pasaba nada». Reconoce que «hemos perdido libertad, pero hemos mejorado en igualdad». A sus 70 años, está estupendo y en forma, no solo por la dosis diaria de risa buena, sino también porque hace deporte y cuida la alimentación. «Los médicos dicen que reírse beneficia al sistema cardiovascular, con lo cual, si te ríes un rato cada día, es como si tomaras una pastilla para el corazón… Lo de ir al gimnasio me aburre . He jugado mucho al tenis y ahora juego al golf todo lo que puedo». En la alimentación, sigue la filosofía que le dio un profesor de Ciencias Naturales hace muchos años: «Desde ahora hasta que se mueran, quédense con un poquito de apetito. Por eso, yo hago un desayuno completo con avena, aguacate, tomate, un poco de hidrato y fruta. Luego como un solo plato en el que me pongo un poco de verdura y un filete, y luego le doy mucho al kéfir, que me sienta muy bien , y la cena muy suave». Josema huye de las redes sociales porque considera que se pierde mucha energía y crean mucha angustia: « Quiero ser un ser libre y tener mi propio criterio . Equivocarme o no, pero desde mi criterio personal, y no quiero saber lo que la gente piensa de mí. Mi red social es el teatro; la función diaria es mi mejor termómetro. Yo me debo a la gente que paga una entrada y a nadie más», reconoce. Sabe lo que es tener un ídolo; el suyo era Luis Sánchez Polack «Tip», a quien tuvo la suerte de conocer. Luis del Olmo le ofreció sustituir a José Luis Coll, que se iba de la popular sección radiofónica El Debate sobre el estado de la nación en Onda Cero. «Sólo fui un día porque me llamaron para una serie de televisión. Polack me invitó a unas cañas antes del programa, creo que para que entrara relajado. Se lo agradeceré eternamente; fue algo inenarrable para mí», recuerda el actor cómico. A pesar de la fama, siempre ha tenido claro que no ha querido ser un personaje del corazón: «Nunca he vendido mi vida ni he querido mezclar a mi familia con mi trabajo. Al principio no lo entendían, pero al final sí. Lo más importante es ser claro desde el principio. No puedes elegir lo que vendes y he tenido muy claro siempre que ese dinero me quemaría. Vivo de mi trabajo y creo que, al haber sido claro y honesto, me he ganado el respeto de la prensa. También he tenido una vida muy normal, sin escándalos». Supera ya la edad ordinaria de jubilación, aunque podría hacerlo ya si quisiera, pero asegura que no sabe qué haría en casa. «He conseguido solo hacer una función de miércoles a domingo y mi siguiente reto es hacer una de jueves a domingo. Quizás dentro de cinco años lo deje porque tampoco me veo con 92 años como Arturo Fernández en el escenario ». Y es que Yuste siempre ha sido un poco hormiguita, gracias a la filosofía que le enseñó su padre desde pequeño: «Trabajaba en el Banco de España y me decía: ‘Es muy sencillo, aunque ganes cinco, ahorra medio o uno, porque nunca sabes lo que va a pasar mañana’» .



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Author : (abc)

Publish date : 2024-10-20 02:44:17

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