El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses , hizo un último encargo a las hermandades y cofradías en la misa de clausura del congreso internacional que se ha celebrado desde el miércoles 4, en línea con la primera de las conclusiones que había expuesto justo antes de que diera inicio la eucaristía en la solemnidad de la Inmaculada. «La piedad popular, como hemos constatado, está llamada a asumir un reto fundamental, cual es la audaz renovación de la mirada», dijo antes de explicar su razonamiento: «Cristo se ofrece como la imagen que se manifiesta en un rostro, se cruza con nuestra mirada y reclama amor para que veamos a Dios porque Cristo ofrece el rostro visible del padre». Para el prelado hispalense, ante las imágenes devocionales no cabe sentirse como «un espectador», sino que «nos sentimos mirados porque no son meras pantallas sino que es Dios mismo quien cruza nuestra mirada con las nuestras». Por todo ello, «l as hermandades tienen que llevar la esperanza del cruce de miradas, propiciar ese encuentro de miradas, en la que uno es visto por Dios y el corazón recibe el impacto de su mirada. Permitid al Espíritu Santo que forje ese misterio personal que testimonie a Dios en el mundo», exhortó a los cofrades. Se apoyó para ello en las propias palabras del Magníficat que pronuncia la Virgen en presencia del arcángel durante la Anunciación en la que proclama la grandeza de Dios porque ha visto la humildad de su esclava. «Dios ha visto la belleza en la humildad», recalcó monseñor Saiz al tiempo que hacía repaso del segundo concilio de Nicea que preservó a la Iglesia del furor iconoclasta. El arzobispo había iniciado su homilía ensalzando a María Inmaculada , contrapuesta a la violencia que trae la serpiente en el Génesis, primera lectura de la solemnidad. Eso le había llevado a hablar de tres violencias: la de las armas en la guerra, la de las palabras, «a las que se añade la de las imágenes, una tiranía que nos oprime desde teléfonos y pantallas que nos distorsiona nuestra percepción del mundo, en la que los modelos de verdad y bondad ceden frente al impacto, incluso la belleza que conduce a Dios se puede ver afectada». Don José Ángel explicó que se corre el riesgo de ver «imágenes cada vez más espectaculares, más asombrosas, pero cada vez parecemos menos capaces de abrirnos al asombro de la mirada, a la contemplación», de donde deriva el «riesgo de recluirse en sí mismo porque resulta difícil abrirse al otro». «Estamos como recluidos en una prisión», señaló. Y ejemplificó esta situación con «la fotos de amigos que se ven, pero no se les dirige la mirada cuando se está con ellos» o «se hace una videollamada a los ancianos pero no se va a visitarlos». Este riesgo amenaza incluso la vida espiritual: «Podemos crear, recibir y compartir imágenes piadosas pero a la vez descuidar relación personal con nuestro Señor y su bendita Madre». Por último, confió los frutos del encuentro internacional sobre piedad popular a la Virgen : «Pongamos los trabajos del congreso en manos de la Inmaculada, que nos conceda Dios la purificación del corazón para alcanzar su visión, porque en ese encuentro alcanzaremos verdadera felicidad».
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Author : (abc)
Publish date : 2024-12-08 11:19:24
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El arzobispo de Sevilla insta a que la piedad popular asuma «la renovación de la mirada»
