El turismo industrial es una interesante alternativa al turismo de masas que en los últimos años ha ido ganando en popularidad y que ha conseguido sumar enclaves a una prolífica lista de lugares que hablan de nuestra historia y de nuestra economía y desarrollo. «El turismo industrial consiste en visitar espacios de producción que han sido puestos en valor desde una perspectiva turística (minas, fábricas, instalaciones agroalimentarias, infraestructuras hidráulicas, ferroviarias, etc.) para profundizar tanto en los procesos productivos allí generados, como en la cultura del trabajo -explican desde el Grado de Turismo de la Universidad Autónoma de Madrid-. En algunas ocasiones, estos espacios industriales pueden encontrarse en activo, denominándose, en este caso, el turismo industrial como ‘industria viva’, mientras que otras ocasiones, las instalaciones pueden haber cesado su actividad, desarrollando un turismo industrial de naturaleza patrimonial o histórica». La transformación de áreas industriales en destinos turísticos puede revitalizar comunidades enteras, promoviendo un sentido de orgullo y pertenencia. Este proceso de revitalización a menudo conduce a la mejora de infraestructuras y servicios locales, beneficiando tanto a residentes como a visitantes. El turismo industrial tiene el poder de transformar regiones, promoviendo el desarrollo económico, la conservación del patrimonio, y la educación sobre la importancia de la industria en nuestras vidas. Su impacto es un testimonio de cómo la integración de la conservación cultural y el desarrollo económico puede generar beneficios duraderos para las comunidades. Las entradas a museos, tours guiados por fábricas, y la participación en actividades relacionadas incrementan el flujo de dinero en las comunidades, beneficiando a pequeños negocios, restaurantes, y alojamientos. Esta inyección económica es vital para regiones que han experimentado el declive de industrias tradicionales, ofreciendo una nueva vía para el desarrollo económico. También lo es para el empleo: desde guías turísticos especializados hasta personal de mantenimiento, pasando por expertos en conservación, el turismo industrial genera empleo directo y también indirecto. El interés por este tipo de emplazamientos no es nuevo. Al menos en Europa, donde a finales del siglo XX ya se habían abierto una cantidad muy notable de sitios industriales visitables, especialmente en Reino Unido. Según el informe del Consejo Europeo del Turismo Industrial (2021), este tipo de turismo atrae a más de 20 millones de visitantes al año en Europa. Alemania, Francia y el Reino Unido siguen siendo líderes en Europa. El fenómeno llegó a España mucho más tarde. De hecho, nuestro país no llegó a contar con un Plan Nacional de Patrimonio Industrial hasta el año 2000. Sus promotores tuvieron que comenzar una labor desde cero con una ingente labor de catalogación de espacios inexistente hasta el momento. «Un gran problema latente desde el principio era, y en parte sigue siendo, el olvido o la poca valoración por parte de las agencias, de los medios de comunicación y de la publicidad institucional relacionados con el turismo industrial. Su interés estaba centrado en sitios patrimoniales de valor artístico o histórico, que no son los principales valores del patrimonio industrial. Sólo falta leer cualquier guía turística para darse cuenta de ello», explica Eusebi Casanelles Rahola, ex presidente de la European Route of Industrial Heritage (Ruta europea de patrimonio industrial). Esta institución nació en 1999 y actualmente representa a más de 1.500 espacios en 47 países de todo el continente con el fin de para proteger y promover este patrimonio. Estos espacios, que en su momento fueron lugares de intenso trabajo diario para miles de personas en Europa, ahora vuelven a la vida en forma de monumentos y museos con gran valor turístico y cultural. ERIH también promueve la transformación de las antiguas factorías en espacios para celebrar festivales y otros eventos culturales y de ocio. En España, existen varias asociaciones que trabajan para poner en valor el vasto patrimonio industrial con el que contamos y que, en muchos casos, representa un recurso muy valioso para la regeneración social y económica local. «Existen numerosos sitios y edificios industriales históricos que tienen un gran potencial para revitalizarse y convertirse en motores de cambio positivo. Estos lugares, que una vez estuvieron en el corazón de la actividad industrial, ahora pueden convertirse en centros culturales, espacios de innovación y destinos turísticos sostenibles», explica Javier Sánchez García, presidente de AOTI (Asociación de Operadores de Turismo Industrial). Esta Asociación, creada en 2014, trabaja para la promoción y comercialización de los recursos de turismo industrial de nuestro país. Además, edita una Guía Digital de Turismo Industrial en España, de carácter gratuito y que se puede descargar desde su web www.aoti.es que, con cerca de ciento cuarenta recursos incluidos, evidencia la existencia de una oferta turística real, aunque necesitada de la debida atención del sector y de una adecuada promoción en su conjunto. Y es que España cuenta con destinos especializados en turismo industrial en prácticamente todas sus comunidades autónomas. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, destaca Almadén (Ciudad Real), una antigua mina de mercurio que, tras cesar su actividad en el año 2003 por cuestiones medioambientales, se transformó en un parque turístico (Parque Minero de Almadén). En 2012 la Unesco declaró estas minas Patrimonio de la Humanidad. En El Bierzo (León), Las Médulas también son Patrimonio de la Humanidad, pero en este caso se trata de unas antiguas minas romanas en las que se usaba la técnica del ‘ruina montium’ para extraer el oro. Asturias es otro ejemplo relevante, con la reconversión de la minería del carbón, que ha incentivado la transformación de numerosas infraestructuras industriales en recursos turísticos como, por ejemplo, el Museo de la Minería y la Industria de Asturias (MUMI) o el Ecomuseo del Valle del Samuño. Por su parte, en Andalucía, se localiza el Parque Minero de Riotinto (Huelva) cuya oferta pivota en varios recursos como el ferrocarril minero, las antiguas minas de Peña Hierro y Corta Atalaya y la Casa 21. Cataluña y el País Vasco, dos de las Comunidades Autónomas en las que la industria ha tenido un mayor peso y tradición, también cuentan con ejemplos interesantes. Cataluña ha puesto en marcha la Red de Turismo Industrial de Cataluña (Xatic) para fomentar no solo la visita de espacios industrial, sino también la realización de actividades relacionados con estos recursos del territorio. En esta misma línea, el País Vasco ha generado una red de museos y centros que reúne los principales recursos del patrimonio industrial vasco. Recientemente, esta comunidad ha lanzado un proyecto de realidad virtual que acerca tres iconos del patrimonio industrial vasco a visitantes de todo el mundo. Esta nueva herramienta combina tecnología y cultura para ofrecer una experiencia única e inmersiva. Los tres recursos seleccionados son dos enclaves que, a su vez están certificados por la ERIH (Salinas de Añana: donde se encuentra una de las fábricas de sal más antiguas del mundo y el Museo Vasco del Ferrocarril, con un recorrido virtual que busca transmitir la emoción de viajar en un auténtico tren de vapor mientras conocemos la historia del transporte ferroviario a través de más de 150 años). El Puente Bizkaia, declarado Patrimonio de la Humanidad, completa la triada. «El turismo industrial se encuentra en una fase de transformación, impulsado por tendencias emergentes y la evolución de las expectativas de los visitantes. A medida que avanza hacia el futuro, este segmento del turismo está adoptando innovaciones tecnológicas y enfocándose cada vez más en la sostenibilidad, la educación y la inclusión. Estas tendencias no solo están moldeando el futuro del turismo de patrimonio industrial, sino que también están contribuyendo a su crecimiento y popularidad a nivel mundial -explica Alba Méndez Poncela, experta en Gestión, Análisis y Dirección en Patrimonio Industrial y miembro de la AOTI-. El turismo industrial representa una intersección única entre la historia, la cultura y la tecnología, ofreciendo perspectivas valiosas sobre el pasado, presente y futuro de nuestras sociedades industriales. Su evolución continua promete no solo enriquecer la oferta turística mundial, sino también destacar la importancia de la industria en la configuración de un futuro sostenible y equitativo».
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Author : (abc)
Publish date : 2025-02-09 04:31:36
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Turismo industrial, el productivo encuentro entre la historia, la economía y la tecnología
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